Lima, 04 de agosto de 2023

  HEROISMO EMPRESARIAL   Por Antero Flores-Araoz Estamos habituados a percibir las críticas que se hacen al empresariado en diversos sentidos, como por ejemplo, ser hambreadores del pueblo pagando remuneraciones diminutas, impedir el desarrollo del país por no tributarse lo suficiente, beneficiarse indebidamente de los favores del Estado consiguiendo prebendas y beneficios obtenidos ilícitamente, atentar contra el medio ambiente y no resarcir los pasivos ambientales, no tener alma ni corazón al no resolver todas las carencias de los colaboradores, falta de emoción y responsabilidad social para solucionar los problemas de las poblaciones en que se encuentran las empresas y, así podríamos seguir y seguir, para lo cual esta breve columna tendría que prepararse en varios capítulos. No somos ni tontos ni débiles mentales para no conocer que hay empresarios que con sus actitudes maltratan a sus trabajadores, al propio Estado y a las comunidades en que se desarrollan, pero felizmente son los menos, pues los más son héroes al invertir en el Perú, en que hay que ser muy valiente y también patriota para hacerlo. Tienes que sufrir la mar y morena para establecer cualquier emprendimiento, desde cumplir con trámites y requisitos absurdos que en buena cuenta son barreras burocráticas insostenibles; soportar una legislación laboral exageradamente formalista cuyas autoridades encargadas que se cumplan, tienen visión inquisidora y sancionadora pero no colaboradora para incentivar el cumplimiento. En cuanto a la tributación se soporta una carga tributaria de las más altas, persiguiéndose al empresario formal pero cerrando los ojos ante el informal, que no contribuye ni con una peseta partida por la mitad a los gastos del Estado. Pocos conocen que para hacer empresa formal y cumplidora de sus obligaciones legales, el emprendedor muchas veces tiene que obtener créditos de las instituciones financieras, para lo cual debe afianzarlo con garantías reales de sus propios bienes o de terceros, que pueden ser rematados en caso de incumplimiento. Muchas veces para pagar planillas o gratificaciones, hay que meter la mano al bolsillo, no precisamente a la caja de la empresa pues ella está “aguja” como hoy denominan a la falta de liquidez, la mayoría de las veces por contingencias como no haber cumplido oportunamente algún cliente con pagar lo adquirido, o haberse retrasado algún pedido. En la tributación muchas veces eres considerado responsable solidario, e incluso tus bienes personales responden por ella y se llega hasta el extremo de encontrarte con tus depósitos bancarios inmovilizados por alguna cobranza coactiva. Mientras por lo general el trabajador de la planilla se retira al término de la jornada, el empresario sigue trabajando y hasta en las reuniones sociales estableciendo relaciones de negocio para la empresa. Y, en estos tiempos de locura colectiva, exponer tu material rodante a las hordas salvajes que toman carreteras y, arriesgar tus instalaciones y bienes a los vándalos que lo que quieren es destrucción y muerte. Los empresarios que actúan dentro de la ley y cumplen sus deberes, son realmente heroicos y no abusadores, explotadores ni menos vende patria como absurdamente se les trata de calificar.